Resumen
Después de sobrevivir al Holocausto, László emigra a los Estados Unidos de la posguerra con la aspiración de reconstruir su carrera y su vida junto a su esposa. Su suerte da un giro fundamental cuando un rico industrial encarga a László el diseño de un ambicioso monumento modernista.
The Brutalist es una película de Brady Corbet, el director y guionista detrás de la aclamada The Childhood of a Leader (2015), conocida por su estilo meticuloso y de gran carga simbólica. En su nueva obra, el director lleva a los espectadores a través de un drama psicológico denso, que explora los límites del arte, el sacrificio personal y el dolor existencial. La película está protagonizada por Adrien Brody, Felicity Jones y Guy Pearce, un trío de actores que aportan gran profundidad emocional a un relato que, aunque por momentos tenso y perturbador, hace reflexionar sobre la relación entre la creación artística y la psique humana.
La pelicula que a pesar de su densa duración, esta estructurada de tal manera para que el espectador no se pierda, además de tener un intermedio de 15 minutos, el cual se aviso en el comienzo de la pelicula.
La Trama:
La historia de The Brutalist se centra en el visionario arquitecto László Toth (Adrien Brody), un joven arquitecto que tiene que huir de su Budapest natal hacia EE.UU para huir de la guerra y poder crearse un nombre y mostrar su habilidad arquitectónica a un adinerado empresario. Con una visión profundamente personal sobre el arte de la construcción, László se enfrenta a la presión social y las expectativas de la crítica mientras sigue trabajando en un proyecto que marcará su carrera. El dilema de Toth se centra en la constante tensión entre su visión creativa, que es considerada «brutalista» — un estilo arquitectónico que simboliza la cruda honestidad y la funcionalidad estética de los materiales — y las críticas del mundo que lo rodea y de una sociedad que no aprecia su arte y su peculiar estilo.
En paralelo, la película también examina su relación con Erzsébet (Felicity Jones), su esposa, quien se convierte en una especie de espejo emocional para Toth, reflejando tanto la admiración por su trabajo como las dificultades personales que enfrentan como pareja debido a su distanciamiento por la Guerra que asola Europa y que cuando se reencuentran ya no son los mismos ni ella ni él.
El elemento del “brutalismo” se convierte en una metáfora de las relaciones humanas, donde las emociones más crudas y la lucha interna de los personajes se comparan con la estética del estilo arquitectónico: todo lo que está bajo la superficie debe ser expuesto y apreciado tal como es, sin adornos. A medida que la historia avanza, Jacob se encuentra atrapado en un torbellino emocional, mientras se ve confrontado por su propia obsesión con la perfección y su falta de entendimiento sobre el precio que debe pagar por su arte.
Dirección y Estilo Visual:
La dirección de Brady Corbet es uno de los aspectos más destacables de la película. Como ya lo demostró en su ópera prima The Childhood of a Leader, Corbet tiene un don para capturar las tensiones internas de los personajes mediante atmósferas opresivas y una cámara que refleja la fragilidad emocional de los protagonistas. En The Brutalist, el director emplea una fotografía que refleja la influencia de las estructuras arquitectónicas del brutalismo: se utilizan líneas rectas, encuadres rígidos y espacios vacíos para transmitir la desconexión de los personajes entre sí, así como la deshumanización que a menudo acompaña al arte y la creación.
El uso de planos largos, en los que los personajes parecen estar atrapados dentro de paredes frías y metálicas, se convierte en una metáfora visual de la incomodidad que sienten. El diseño de producción está cuidadosamente compuesto para no solo representar el mundo de la arquitectura, sino también los estados emocionales de los personajes: las construcciones que Lázsló crea no son solo edificios, sino extensiones de su dolor y obsesión personal.
El ritmo de la película, aunque deliberadamente lento, está lleno de tensión, con espacios silenciosos que invitan a la reflexión, y momentos que se desarrollan lentamente para enfatizar el conflicto interno de los personajes. La música, compuesta por Daniel Blumberg, complementa esta atmósfera al ser casi minimalista en algunos momentos, utilizando tonos sombríos y resonantes que aumentan la intensidad emocional y la sensación de claustrofobia existencial.
Actuaciones:
El elenco de The Brutalist está conformado por actores de gran renombre, quienes se entregan completamente a sus papeles, lo que otorga una gran autenticidad emocional a la película.
Adrien Brody como Lázsló Toth es la pieza central de la película, y su interpretación transmite magistralmente la lucha interna del personaje. Brody se sumerge profundamente en la psicología de Toth, un hombre consumido por su propio ego y su pasión por la arquitectura, pero al mismo tiempo incapaz de conectar emocionalmente con aquellos que lo rodean porque no están a su altura. La fragilidad emocional de su personaje se expresa de manera sutil, pero potente, a través de los gestos, la mirada y el lenguaje corporal, lo que hace de su actuación uno de los puntos más fuertes de la película y normal que haya ganado el Globo de Oro y seguramente el Oscar.
Felicity Jones, como Erzsébet Tóth, juega un papel complementario crucial, dando vida a un personaje que, aunque a menudo está relegado a un rol secundario, en realidad es fundamental para el desarrollo del protagonista. La actriz logra transmitir la devoción y el sacrificio de su personaje con una sutileza que hace que su relación con Toth sea una de las dinámicas más emocionales de la película. La tensión entre el amor incondicional de Erzsébet y la autodestrucción que Lázsló experimenta en su obsesión por el éxito arquitectónico está muy bien lograda.
Por último, Guy Pearce como Harrison Lee Van Buren Sr. interpreta a un adinerado empresario que contrata a Lázsló para construir un edificio en honor a la madre , un arquitecto que simboliza la vieja escuela del arte y la tradición. La actuación de Pearce es sólida, aunque su personaje es algo más convencional que los de Brody y Jones, pero aún así contribuye al conflicto que tiene con Lázsló no solo por la construcción del edificio, sino también por los materiales que usa o su excéntrico carácter, que hacen que no se fie de él.
Temática y Subtexto:
The Brutalist es, en muchos sentidos, una película sobre la obsesión: la obsesión con la perfección, con la creación y, quizás más importante aún, con el precio que se paga por alcanzar el éxito. La película explora el tema de cómo el arte y la vida personal pueden ser incompatibles, y cómo la dedicación absoluta a la creación puede despojar a una persona de lo que realmente importa. El brutalismo, como estilo arquitectónico, es un reflejo de esta filosofía: la belleza en lo crudo, lo inhóspito, lo sin adornos.
Otro tema clave de la película es el de la identidad. Lázsló Toth no solo está luchando por encontrar su propio estilo arquitectónico, sino también por entender quién es él mismo fuera de su arte. A medida que avanza la trama, la línea entre la obra y el individuo comienza a desdibujarse, y el director crea una representación visual del desequilibrio entre el arte y la vida.
Además, The Brutalist ofrece una crítica al mundo de la creación artística en general: cómo los artistas, impulsados por el deseo de dejar un legado, a menudo terminan aislados y despojados de lo que más valoran. El concepto de «creación» en la película no solo está vinculado al arte arquitectónico, sino también a las relaciones humanas: los sacrificios personales por el éxito o la perfección a menudo vienen a costa de la autenticidad emocional.
Conclusión:
The Brutalist es una obra profunda y compleja que exige paciencia y reflexión. La dirección de Brady Corbet, junto con las excepcionales actuaciones de Adrien Brody, Felicity Jones y Guy Pearce, crean una atmósfera inconfundible que transporta a los espectadores a una meditación sobre el arte, el sacrificio personal y los límites del éxito. La película es un viaje emocional de tres partes y visualmente impresionante, que utiliza el brutalismo no solo como una referencia arquitectónica, sino como una poderosa metáfora de la lucha interna de sus personajes.
Aunque algunos puedan encontrar que la película se adentra demasiado en el terreno de la abstracción, The Brutalist es una reflexión sobre el precio de la grandeza y el costo emocional de la obsesión. Es una obra que no es fácil de digerir, pero una vez digerida, deja una marca profunda en el espectador.
Lo Mejor: Adrien Brody que esta brillante en su papel de Laszlo Toth, el arte y belleza de la arquitectura
Lo Peor: la duración de la pelicula de casi 4 horas, terminología de arquitectura que no se pueda entender y momentos en la pelicula que se hacen un poco pesados.
Nota: 8
A continuación os dejamos el trailer de la pelicula que llega este viernes a los cines