Resumen
Una alta ejecutiva pone en peligro su carrera y su familia cuando inicia un tórrido romance con su becario, mucho más joven que ella.
Nicole Kidman sacando a relucir sus mas eróticos deseos y fantasías
Babygirl, dirigida por Halina Reijn, es una película que se adentra en los rincones más oscuros de las relaciones humanas, explorando el deseo, el poder y la manipulación dentro de un contexto emocionalmente complejo y profundamente perturbador. La película, protagonizada por Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas, ofrece una experiencia cinematográfica que juega con los límites de la moralidad y la vulnerabilidad, mientras se enfrenta a sus personajes con decisiones difíciles que ponen en juego su identidad, sus deseos y, sobre todo, su autonomía.
A lo largo de la película, Reijn, conocida por su trabajo en Instinct (2019) y por su estilo en el thriller psicológico y el trato de temas sexuales, se adentra en una narrativa llena de tensión sexual y llevándonos a las fantasías y deseos mas prohibidos. Babygirl es, ante todo, explora los lugares tiernos, oscuros y sorprendentemente románticos a los que puede llevar un cierto tipo de represión, y hasta dónde llegará alguien para encontrar su liberación.
La Trama:
La historia sigue a Romy (interpretada por Nicole Kidman), una mujer madura que se ve atrapada en una relación de sexo extremo con un joven mucho más joven, Samuel (interpretado por Harris Dickinson), un joven atractivo que tiene una naturaleza de control y dominación que le pone mucho a nuestra protagonista. A pesar de la diferencia de edad y las expectativas sociales, Romy se siente irremediablemente atraída por él, y la relación se convierte en una espiral de deseo y manipulación emocional a espaldas del matrimonio de ella, ya que Samuel le da lo que en su matrimonio no tiene.
Antonio Banderas interpreta a Jacob, un director de teatro y marido que se convierte en la tercera pieza de este triangulo de seducción, dominación y control. Su aparición en la historia añade una capa de ambigüedad moral, ya que su interés en Romy no es solo romántico por ser su mujer, sino también de poder, lo que desencadena una serie de eventos que ponen en tela de juicio la verdadera naturaleza de las relaciones amorosas en juego y saber si el deseo va mas allá de una relación.
Lo que comienza como una historia de romance prohibido pronto se convierte en un estudio psicológico sobre el deseo y el control, donde las líneas entre el amor y la posesión se difuminan. A medida que Romy y Samuel se acercan más, las tensiones crecen, y la película se adentra en un territorio más oscuro, explorando los límites de la autonomía personal y la influencia emocional que las personas pueden tener sobre otras.
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Dirección y Estilo Visual:
La dirección de Halina Reijn es uno de los aspectos más interesantes de Babygirl. Reijn, que ha demostrado un talento para la creación de atmósferas intensas y psicológicamente cargadas, utiliza una narrativa visual que refleja las tensiones internas de los personajes. La película se desarrolla en espacios íntimos y cerrados, como apartamentos y oficinas, que refuerzan la sensación de claustrofobia emocional. Los ambientes, aunque lujosos y sofisticados, parecen estar llenos de oscuridad y secretos, lo que refleja la naturaleza ambigua de las relaciones entre los personajes.
La fotografía, a cargo de Jasper Wolf, utiliza una paleta de colores fríos, con luces tenues y sombras marcadas, lo que crea una atmósfera inquietante y de constante tensión en cada escenario que se ven Kidman&Dickinson. A lo largo de la película, el contraste entre la luz y la oscuridad no solo refleja el conflicto interno de los personajes, sino que también simboliza la lucha entre la liberación y la reclusión emocional. Las tomas fijas y los planos cerrados en momentos de alta carga emocional permiten que el espectador se adentre en la psicología de los personajes, ayudando a transmitir la vulnerabilidad y el deseo de control que define la trama.
Además, Reijn utiliza el espacio físico de manera inteligente, jugando con la distancia emocional entre los personajes, a menudo enfocándose en sus interacciones a través de gestos mínimos o miradas cargadas de significado. La intensidad emocional es palpable, y la película nunca se apresura, permitiendo que las tensiones se construyan lentamente, aumentando el suspenso.
Actuaciones:
Las actuaciones de Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas son sobresalientes y, de hecho, uno de los puntos más fuertes de Babygirl. Cada uno de los actores aporta una complejidad y un matiz que hace que sus personajes sean mucho más que simples arquetipos.
Nicole Kidman, como Romy, ofrece una interpretación profundamente matizada de una mujer que, aunque poderosa en muchos aspectos, se encuentra atrapada en una relación que desafía su sentido de sí misma. Kidman logra transmitir la fragilidad y la desesperación de Romy, mostrando cómo el deseo y la inseguridad pueden llevar a una persona a tomar decisiones que desafían su propia moralidad, ademas de ser humilalda de tal manera que denigra a las mujeres o eso es lo que parece al menos. Su química con Harris Dickinson es palpable, y a través de sus interacciones, vemos cómo el poder y la manipulación juegan un papel fundamental en la relación entre ellos.
Harris Dickinson, en el papel de Samuel, interpreta a un joven que, aunque aparentemente encantador, es un personaje lleno de contradicciones. A lo largo de la película, su personaje se mueve entre la vulnerabilidad y la arrogancia, y Dickinson hace un excelente trabajo al mostrar cómo James utiliza su atractivo para manipular a Sarah, mientras que, al mismo tiempo, se ve atrapado en su propia naturaleza destructiva. Su interpretación es intensa y convincente, lo que hace que el espectador se cuestione si realmente es un manipulador o si simplemente es un producto de su entorno.
Antonio Banderas como Jacob, un director de teatro y marido de Romy, aporta una presencia intrigante a la película. Su personaje es enigmático y está lleno de capas de poder y seducción, pero Banderas también logra mostrar una vulnerabilidad que hace que el espectador se pregunte cuáles son sus sentimientos hacia Romy y a nivel sexual darle lo que ella desea o busca. Aunque su personaje no tiene tanto tiempo en pantalla como los otros dos, su papel es esencial para el desarrollo de la trama, y Banderas logra aportar una energía y un magnetismo que son difíciles de ignorar.
Temática y Subtexto:
Babygirl explora una variedad de temas complejos, comenzando con el deseo y el control. La película profundiza en cómo las relaciones de poder pueden desdibujar las líneas entre el amor y la posesión, y cómo el deseo de control puede ser tanto una forma de amor como una forma de abuso emocional. A través de los personajes de Sarah y James, la película examina cómo la vulnerabilidad emocional puede ser explotada por aquellos que buscan manipular a otros, y cómo el deseo de ser amado puede llevar a una persona a comprometer su integridad.
La película de Reijn no solo aborda de manera sincera —y de manera provocadora— nuestras ideas sobre la sexualidad, el género y el deseo, sino también nuestro discurso contemporáneo sobre esos mismos temas. A medida que Romy y Samuel exploran sus fantasías sexuales, disfrutando de romper las reglas y los límites de su relación, la película confronta la gran sombra espinosa de nuestra cultura —el poder y el sexo— solo para darle una vuelta, poniéndolo todo del revés y nuevamente en su lugar.
Otro tema central en la película es la autonomía y la identidad. Los personajes de Romy y Samuel, aunque profundamente diferentes en edad y experiencia, están unidos por su incapacidad para controlar sus propios deseos y el impacto que estos tienen sobre su vida. Mientras Romy lucha por encontrar una forma de reconectar con su propia identidad fuera de la relación y con su trabajo como CEO de una gran multinacional, Samuel parece atrapado en una espiral de autodestrucción impulsada por su deseo de validación y control.
El personaje de Jacob introduce también el tema de la moralidad ambigua. Aunque parece ser un hombre de poder, también tiene una vulnerabilidad que lo hace más humano y, de alguna manera, más peligroso. La película plantea preguntas sobre la moralidad de los personajes, y si lo que hacen está motivado por el amor, el deseo o simplemente por el control.
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Conclusión:
Babygirl es una película que, aunque se desarrolla en un contexto de relaciones personales, aborda temas universales relacionados con el deseo, el poder y la manipulación emocional. La dirección de Halina Reijn es efectiva al crear una atmósfera de tensión sexual, apoyada por las excelentes actuaciones de Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas. La película invita al espectador a reflexionar sobre las complejidades de las relaciones y cómo el control y el deseo pueden desfigurar la naturaleza del amor.
Aunque la película es simple y a veces difícil de ver debido a la intensidad de sus temas, es una obra poderosa y provocadora que no deja de impactar. La combinación de un guion intrigante y un tratamiento visual inquietante hace que Babygirl sea una experiencia cinematográfica que desafía al espectador a cuestionar los límites del amor y el poder en las relaciones humanas, además de sacar a la luz nuestras mas secretas fantasías.
Lo Mejor: Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas
Lo Peor: el guión demasiado simplón, una historia que ya se repite bastante, un thriller erótico que se hace demasiado largo, la manera de humillación y sumisión de la mujer
Nota: 4
A continuación os dejamos el tráiler de la pelicula que llega el próximo viernes a los cines