Resumen
Drama criminal ambientado en 1970 que sigue a James Blaine Mooney, un padre de familia suburbano que lleva una doble vida como ladrón de arte. Interpretado por Josh O'Connor, James idea un plan para robar cuatro importantes pinturas de Arthur Dove de un museo local en Massachusetts, inspirado en un robo real ocurrido en 1972. La película retrata la torpe ejecución del robo con tonos de humor negro y realismo, mostrando las tensiones familiares y personales del protagonista, así como el clima político de la época con la guerra de Vietnam de fondo. La historia explora la fragilidad del protagonista y cómo sus decisiones afectan su vida familiar y social, adentrándose en su compleja psicología y en el impacto de su crimen en quienes lo rodean. Dirigida por Kelly Reichardt, es un estudio de personajes con un enfoque lento y detallado que reinventa el género del heist movie con un estilo intimista y sombrío
Fracaso Criminal y una historia que deja bastantes huecos
Kelly Reichardt, una de las directoras más consistentes y veneradas del cine independiente estadounidense, se adentra en un territorio inesperado: el cine de atracos. Con «The Mastermind», la cineasta abandona (aparentemente) los westerns crepusculares y los dramas minimalistas para contarnos la historia de un «cerebro» criminal, J.B. Mooney (Josh O’Connor), un padre de familia desempleado que planea un robo de arte en el Massachusetts de 1970.
Sin embargo, para cualquiera familiarizado con el trabajo de Reichardt, la promesa de un thriller de alto octanaje se desvanece para dar paso a lo que realmente le interesa a la directora: una crónica social pausada y melancólica. «The Mastermind» no es un heist movie sobre el crimen perfecto, sino una sátira trágica sobre la ineptitud, la desilusión de clase media y la desesperación de un hombre que confunde el aburrimiento con la genialidad.

© 2025 filmscience − Todos los derechos reservados.
Trama y Contexto
Ambientada en un tranquilo suburbio de Massachusetts alrededor de 1970, «The Mastermind» se centra en J.B. Mooney (Josh O’Connor), un carpintero desempleado y padre de familia que, movido por la frustración y el aburrimiento, planea lo que cree que será el atraco perfecto: robar pinturas del artista Arthur Dove de un pequeño museo local. La película navega entre el género del cine de atracos y un profundo drama social y psicológico. Lejos de ser un thriller de acción, la trama se convierte en una sátira melancólica sobre la desilusión y los sueños rotos en la América de los setenta. El atraco es solo el catalizador que expone la ingenuidad, la torpeza y las consecuencias humanas del desencanto social de la época.
Dirección (Kelly Reichardt)
Kelly Reichardt, conocida por su estilo contemplativo y minimalista (Old Joy, First Cow), aplica su firma a un género inusual para ella. Su dirección es deliberadamente lenta y sutil, priorizando la atmósfera y la observación de los personajes sobre la acción trepidante. Reichardt aborda «The Mastermind» no como una cineasta que abraza un nuevo género, sino como una que lo subvierte para adaptarlo a su propia visión artística.
Reichardt transforma un «heist movie» en una crónica de personajes. La tensión no reside en la ejecución del robo, sino en el silencio posterior y en cómo la culpa y la ineptitud carcomen a J.B. y a su entorno. Reichardt utiliza el esqueleto del cine de atracos (planificación, ejecución, consecuencias) como un mero macguffin para explorar temas que le son propios: la alienación, la precariedad y la naturaleza elusiva del sueño americano.
La tensión no proviene de la acción, sino de la atmósfera y el entorno. Reichardt confía en planos largos y composiciones fijas (cortesía del director de fotografía Christopher Blauvelt) para permitir que el tiempo, la geografía de Massachusetts y los suburbios apagados, hablen de la frustración que impulsa a J.B. Mooney. Este minimalismo refuerza la idea de que los personajes no son héroes ni villanos dramáticos, sino personas comunes lidiando con problemas socioeconómicos a través de decisiones desesperadas y mal concebidas.

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Interpretaciones
En una película donde la acción es mínima, el peso narrativo recae casi por completo en las interpretaciones del elenco. Kelly Reichardt es una directora de actores que exige contención y naturalismo, extrayendo drama de los gestos sutiles, las miradas esquivas y los diálogos cotidianos.
El reparto principal está encargado de comunicar la creciente tensión y el inevitable colapso emocional sin recurrir a la teatralidad.
El protagonista de la pelicula es Josh O’Connor (J.B. Mooney), su interpretación es la columna vertebral de la cinta. O’Connor encarna a la perfección la mezcla de arrogancia juvenil, patetismo y desesperación de un hombre que se cree un genio criminal pero es, en realidad, un aficionado torpe. Transmite la desintegración emocional de J.B. con una sutileza conmovedora. Luego tenemos a Alana Haim (Terri Mooney), como la esposa de J.B., Haim aporta una sobria y potente presencia. Su personaje es el ancla de realidad, la voz del escepticismo que observa el plan de su marido desmoronarse, representando el impacto directo del fracaso en la vida familiar.
Luego tenemos al Reparto de Soporte (Camp, Davis, Magaro), complementan el panorama con retratos de cómplices y figuras de autoridad que son igual de disfuncionales o ineficaces que el propio «cerebro», reforzando el tono de farsa trágica.
Conclusión
«The Mastermind» es una película que utiliza el esqueleto de un atraco para ofrecer un retrato íntimo y melancólico sobre la mediocridad disfrazada de genialidad y el colapso del «sueño americano» en la década de 1970. No es un thriller; es un drama de personajes vestido de comedia negra. Kelly Reichardt demuestra ser una maestra de la sutileza, haciendo que esta historia de pequeños fracasos resuene con una profunda empatía por sus protagonistas ineptos. Es una obra que recompensa la paciencia y la reflexión posterior.
Lo Mejor: La dirección de actores y la inmersión atmosférica de Reichardt. La actuación de Josh O’Connor es brillante, ofreciendo un retrato complejo del fracaso humano. La película se hace más grande en el recuerdo, como una radiografía sociopolítica de la desilusión.
Lo Peor: El ritmo extremadamente lento puede frustrar al público que espera la adrenalina de un atraco. La sutilidad de Reichardt a veces raya en el mutismo, haciendo que la trama tarde en despegar y exigiendo una paciencia considerable.
Nota: 4
A continuación os dejamos el tráiler de la pelicula que podeis ver desde hoy en cines



